Cada vez más personas con diabetes logran una buena calidad de vida porque son responsables en todo momento de su propia salud. ¿Sabes ya qué debes hacer para ser como ellos?

Si te acaban de dar la noticia de que tienes diabetes o llevas poco tiempo conviviendo con ella, debes saber que no estás solo o sola en esto. En España se estima que

doce de cada cien personas tienen diabetes. Si tenemos en cuenta solo a la población mayor de 65 años, la cifra se incrementa hasta diez/quince personas de cada cien y, si

tomamos la población mayor de 80 años, hablamos de veinte personas de cada cien.

Solo en los dos últimos años, se han diagnosticado en España un millón más de diabéticos, pero además otro millón y medio padece la enfermedad y no lo sabe.

La diabetes forma parte de ese grupo de enfermedades denominadas crónicas. Esto quiere decir que, hoy en día, no tiene cura, pero sí podemos controlarla con tratamiento

farmacológico y con un estilo de vida saludable para evitar que ocasione complicaciones serias en el organismo.

¡Implícate!

No hay que olvidar en ningún momento que mantener la diabetes bajo control exige la implicación del paciente y el apoyo de su familia. El médico puede prescribir el tratamiento más

adecuado, vigilar el curso de la enfermedad, aconsejar, y la enfermera puede realizar controles periódicos, enseñar técnicas y ayudar a superar los temores e inseguridades.

Pero ni el médico ni la enfermera más competentes pueden controlar por sí solos la diabetes. Es la persona con diabetes la que debe mantener un seguimiento de su

enfermedad durante las veinticuatro horas del día, con un control adecuado de la glucemia mediante la medicación necesaria, una alimentación pautada y la práctica de ejercicio físico

buen planificado. De esta manera, hoy en día cada vez más diabéticos consiguen una buena calidad de vida hasta edades avanzadas. En esta carrera de fondo, los que llegan a la

meta de la salud son quienes comprenden que es momento de hacerse uno mismo responsable de su autocuidado.

Ideas claras

La diabetes se caracteriza por la presencia de niveles elevados de glucosa en sangre, provocados por la poca o escasa producción de insulina del páncreas o debido a que las

células del cuerpo son resistentes a la acción de la insulina.

La glucosa es un tipo de azúcar que el cuerpo produce a partir de los alimentos, y que funciona como nuestro combustible vital. Y la insulina es una hormona que fabrican unas

células que se encuentran en el páncreas. Todas las células del cuerpo necesitan glucosa para vivir, pero la glucosa no puede penetrar en las células sin la ayuda de la insulina.

El páncreas funciona como un ordenador que segrega la cantidad de insulina adecuada para mantener la glucemia –nivel de azúcar o glucosa en sangre– dentro de los límites

normales. Cuando comemos, sobre todo si se toman muchos hidratos de carbono (entre ellos, los que contienen elevadas cantidades de azúcar), el páncreas segrega más insulina;

cuando se está en ayuno o se realiza –ejercicio físico, el páncreas segrega menos insulina. La diabetes provoca el fallo de esta perfecta sintonía. La insulina llega a cada una de las

células y actúa como una llave que abre y permite que la glucosa penetre dentro de la célula y pueda ser transformada en energía. Si falta la insulina, la glucosa no puede entrar en

las células y se acumula en la sangre, ocasionando muy diversas alteraciones.

Tratamientos: insulina y fármacos orales

La diabetes tipo 1 se trata en todos los casos con insulina. En las personas con diabetes tipo 2, la insulina inyectada (de acción lenta o rápida, según las necesidades) se añade al

tratamiento cuando solo con fármacos orales no es posible mantener niveles adecuados de glucosa. Lo normal es que, si se ha iniciado el tratamiento con insulina, este sea para

siempre.

Con el tiempo, puede ser necesario ir incrementando la dosis de insulina para garantizar un adecuado control a lo largo de la evolución de la diabetes. El riesgo más importante que

conlleva este tratamiento es que se produzcan hipoglucemias (bajadas bruscas de la glucosa en sangre), que en algunos casos pueden ser graves, pero las insulinas han

experimentado grandes mejoras en las últimas décadas.

Próximamente estarán disponibles nuevas insulinas que conseguirán que la vida de las personas con diabetes sea más llevadera y les permitirán una mayor flexibilidad en su día

a día, gracias a que tienen un efecto más prolongado (hasta 24 horas) y reducen las posibilidades de que surjan efectos secundarios. Una buena opción para las personas con

diabetes tipo 1 que padecen frecuentes hipoglucemias graves son las bombas de infusión continua de insulina, que se insertan en la piel y proporcionan dosis prefijadas de insulina,

como si se tratara de un páncreas artificial.

Tener el “azúcar alto” en la sangre equivale a tener diabetes. Tómatela en serio y comienza a cuidarte más

Dos tipos de diabetes

La diabetes tipo 1 se produce cuando se destruyen las células del páncreas que segregan insulina y esto origina una falta absoluta de esta hormona en el cuerpo. El mecanismo por

el que esto sucede es autoinmune: son las defensas del cuerpo los que “matan” a las células productoras de insulina. Se presenta en niños y jóvenes adultos menores de 30 años.

La diabetes tipo 2 es consecuencia de que el páncreas no produce suficiente insulina, o bien de que las células del cuerpo presentan resistencia a la acción de la insulina. Es el tipo

de diabetes más común en personas adultos a partir de los 40 años, pero también puede aparecer en personas más jóvenes, adolescentes y niños, y su desarrollo se ve favorecido

por la obesidad, una alimentación inadecuada, la falta de ejercicio, la hipertensión arterial, el colesterol alto y el tabaco.

Los dos pilares de tu nueva vida

DIETA: Una alimentación adecuadamente pautada por tu médico o por un especialista en dietética y nutrición es fundamental en tu tratamiento, porque por un lado mejorará tus

niveles de azúcar en sangre y, por otro, contribuirá a controlar y prevenir otros factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión arterial y el aumento de colesterol. La dieta de tipo

mediterránea, limitada a 1.500 calorías al día, es el modelo a seguir. Es una dieta rica en frutas, verduras y pescados, pero pobre en grasas animales, sal, productos lácteos

elaborados y alimentos que contengan concentraciones elevadas de azúcar.

EJERCICIO FÍSICO: El ejercicio ayuda a las células a usar la insulina de manera eficiente, lo que facilita el control de la glucemia. Por eso, la actividad física es uno de los elementos

más decisivo para el control de la diabetes, así como de los factores de riesgo cardiovascular. Para la mayor parte de las personas diabéticas es recomendable realizar un ejercicio

aeróbico, como caminar (no pasear), trotar, montar en bicicleta, nadar o bailar. Aprovecha el verano para practicar estos deportes al aire libre y cargarte de energía y bienestar, lo que

también va a repercutir positivamente en tu control. Dormirás mejor también gracias al mayor desgaste físico, y ese descanso es otro punto positivo a tu favor.

Recuerda que, para prevenir riesgos, es recomendable verificar los niveles de glucemia antes y después del ejercicio, llevar alimentos que contengan azúcar de acción rápida

(caramelos, zumos, uvas pasas, etc.) para evitar las hipoglucemias (bajadas bruscas de la glucosa en sangre), sin olvidar además beber líquidos que no contengan azúcar durante y

después del ejercicio.

Antes de ponerte a practicar un programa de ejercicio intenso, es fundamental que consultes a tu médico, puesto que puede ser conveniente realizar un test de esfuerzo y un

electrocardiograma, para evaluar el riesgo de enfermedad cardiovascular. El control del peso corporal es un importante apartado del tratamiento de los diabéticos.

Tus objetivos

CONTROL GLUCÉMICO

Hemoglobina glicosilada: Menos de 7.0%

Glucemia preprandial (en ayunas): Menos de 90-130 mg/dl

Glucemia postprandial (se mide una o dos horas después comenzar la comida): Menos de 180 mg/dl

PRESIÓN ARTERIAL

Menos de 130/80 mmHg

LÍPIDOS

Colesterol LDL: Menos de 100 mg/dl

Colesterol HDL: –Hombres: Más de 40 mg/dl. –Mujeres: Más de 50 mg/dl

Triglicéridos: Menos de 150 mg/dl

¿Qué debes vigilar? 10 Revisiones básicas

Estos son los controles periódicos que, combinados, constituyen la “ITV” de todas las personas con diabetes.

Control de la glucemia: Realizarse uno mismo en casa análisis de la glucemia capilar en sangre con la frecuencia adecuada es fundamental para que el médico pueda modificar o

ajustar el tratamiento cuando sea necesario. Es tan sencillo como extraer del dedo, con ayuda de una lanceta, una pequeña gota de sangre, que se impregna en una tira de papel

reactiva y se introduce en un glucómetro, que indica el nivel de glucosa en sangre en ese momento. Hay que anotar cada una de estas cifras para mostrárselas al médico con la

periodicidad establecida. La cifra media de los dos o tres meses previos (hemoglobina glucosilada o HbA1c) es el auténtico “chivato” del grado de control de la glucemia. Para prevenir

complicaciones hay que mantener niveles de HbA1c inferiores a 7.

Control del peso: Cuando se tiene sobrepeso, es fundamental intentar reducirlo, porque la disminución de la grasa corporal (sobre todo, la que se acumula en la zona abdominal)

tiene potentes efectos beneficiosos sobre la salud de las personas con diabetes: contribuye a la mejora de la sensibilidad a la insulina, al control de los lípidos y de la presión arterial.

Aunque cada persona debe intentar situarse en su peso saludable o peso ideal, se ha demostrado que incluso la pérdida de unos pocos kilos de grasa mejora espectacularmente los

controles de tensión arterial, el HbA1c y los niveles de colesterol y triglicéridos.

Medición frecuente de la tensión arterial: Controlar y mantener la tensión arterial por debajo de 130/80 es de gran trascendencia, puesto que disminuye el riesgo de padecer infartos

cerebral es o de miocardio, que son frecuentes en los diabéticos si no llevan un adecuado control. Para lograrlo, muchas personas tienen que tomar uno o varios fármacos de forma

continuada, además de mantener una alimentación restringida en sal.

Medición del colesterol y triglicéridos: En las personas con diabetes es muy frecuente la alteración de los niveles de lípidos en sangre, sobre todo la elevación de los triglicéridos y

el incremento del colesterol LDL (colesterol “malo”) y del colesterol VLDL (el transportado por partículas de muy baja densidad). Pero también se producen alteraciones en otros

parámetros llamados mediadores de inflamación de bajo grado o parámetros de disfunción endotelial, que multiplican el riesgo cardiovascular. Con una alimentación adecuada a su

situación y sus alteraciones presentes, además de con la ayuda de fármacos hipolipemiantes, estas grasas se pueden mantener en los parámetros adecuados.

Chequeo oftalmológico: Toda persona con diabetes conoce hoy en día la importancia de la prevención de las lesiones en la retina. La retinopatía diabética es una de las

complicaciones más habituales de esta enfermedad. Para retrasar en lo posible su aparición o su avance, hay que realizarse una revisión oftalmológica cada año si se tiene diabetes

tipo 1 a partir de los cinco años del diagnóstico. Las personas con diabetes tipo 2 deben hacerse esta revisión al inicio y más tarde con la periodicidad que establezca el oftalmólogo,

según su riesgo.

Análisis de orina para microalbuminuria: La microalbuminuria es la eliminaciónanormal de pequeñas cantidades de proteínas por la orina. Su aparición alerta precozmente del inicio

de problemas renales y cardiovasculares. Si la diabetes ataca los vasos pequeños, nuestros riñones, formados por millones de estructuras vasculares filtrantes muy pequeñas, son un

objetivo perfecto en el que aparecerán lesiones. Es un trastorno reversible o que se puede controlar consiguiendo cifras de HbA1c inferiores a 7, dejando de fumar, normalizando la

tensión arterial, ajustando las proteínas de la dieta y con algunos fármacos.

Análisis de cuerpos cetónicos: Siempre que la glucemia supere el nivel de 250 mg es importante, sobre todo en las personas con diabetes tipo 1, realizar un análisis de cuerpos

cetónicos en orina (cetonuria) o en sangre (cetonemia). Si aparecen cuerpos cetónicos en sangre u orina hay que tomar medidas a corto plazo, ya que puede deberse a

descompensaciones agudas, a un tratamiento farmacológico inadecuado, a una ingesta alimentaria incorrecta o no coordinada con el ejercicio físico, o a un consumo excesivo de

alcohol.

Revisión de los hábitos de vida:

Evaluación de la dieta habitual: La alimentación debe adaptarse a las recomendaciones generales para el mantenimiento de la salud en la población general, pero necesita estar

estructurada y planificada de acuerdo al tratamiento farmacológico (insulinas, tipo de las mismas y antidiabéticos orales), a la presencia de enfermedades asociadas y al ejercicio físico

habitual.

Actividad física diaria: Por lo general, los equipos de tratamiento de la diabetes carecen de reparadores físicos. Sin embargo, sería muy beneficioso buscar un asesoramiento

periódico en este sentido. Un mayor nivel de actividad física adecuadamente prescrita y controlada, respetando las contraindicaciones, es un arma terapéutica potente para mejorar el

control de la diabetes.

No fumar. El tabaco es un “acelerador” del daño cardiovascular, y especialmente en las personas con diabetes. Si no eres capaz de abandonar el tabaco por tu cuenta, el médico está

para ayudarte a conseguirlo.

Moderar el consumo de alcohol. Solo uno o dos vasos de vino al día en adultos, salvo contraindicaciones.

Los factores emocionales influyen sobre el control de la diabetes en general, a veces de forma potente. Por ello es importante disminuir el estrés y potenciar el bienestar personal. El

asesoramiento por profesionales de la psicología puede ser de gran utilidad

Revisión de los pies: La diabetes favorece la disminución de la sensibilidad nerviosa en los pies, lo cual condiciona que aparezcan heridas y úlceras que se infectan con facilidad y, si

no se tratan adecuadamente, pueden dar a complicaciones tan graves como una amputación. Por ello, al menos una vez al año es muy conveniente una revisión completa por parte

de un podólogo. Si hay algún riesgo, el especialista marcará la periodicidad de las revisiones.

Cita con el educador en diabetes: Adquirir las destrezas y la confianza necesarias para el correcto manejo de la diabetes requiere del apoyo complementario de estos profesionales

de la enfermería especializados en la enseñanza de este tipo de conocimientos. Solicita citas periódicas con ellos para despejar tus dudas, disipartus miedos y resolver errores.

Prediabetes ¡Estás a tiempo de echar el freno!

Más de cuatro millones de españoles presentan una alta probabilidad de padecer diabetes porque tienen un trastorno de tolerancia a la glucosa. Muchas de estas personas

desarrollarán diabetes tipo 2 en menos de diez años y su riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular aumenta considerablemente.

Sin embargo, esta situación de prediabetes se puede revertir, o al menos se puede retrasar la aparición de la diabetes, con una pérdida de peso modesta y una actividad física

moderada. Si es tu caso, déjate aconsejar por tu médico y cumple al detalle todas sus recomendaciones.

Síntomas típicos de la diabetes

Glucosa igual o mayor a 200 mg/dl en un análisis de sangre.

Aumento de la sed, del apetito y de las ganas de orinar.

Cansancio intenso.

Pérdida de peso.

Hormigueo en pies y manos.

Infecciones frecuentes.

Picores y piel reseca.

Cambios en la visión.