Mientras que en niños suele darse con juguetes o monedas, en los adultos son cada vez más frecuentes los accidentes de este estilo por trozos de carne que no se

mastican adecuadamente.

El atragantamiento en adultos suele generarse por comida atascada, generalmente mal masticada cuyo volumen tiene un tamaño superior al que se puede pasar a través de la

tráquea; los chicles y pastillas también se encuentran entre los principales causantes.

Aunque la tasa de mortalidad es baja, es un episodio que no debe subestimarse. Cuando sucede, lo primero que hay que hacer es evaluar la gravedad del atragantamiento: si la

persona está consciente, se la alienta a que tosa reiteradas veces y con fuerza, sino, llamar inmediatamente al servicio de emergencias y practicar la maniobra de Heimlich si ya no

puede respirar.

¿Cómo se aplica? Abrazar a quien se atragantó con los dos brazos desde atrás, colocar ambas manos a la altura de su diafragma envolviendo el puño de una de esas manos con la

otra y comenzar a presionar el abdomen con movimientos sucesivos hacia arriba para ejercer presión y contribuir a la expulsión. El 85% de los casos se solucionan gracias a que un

médico norteamericano, a mediados de los 70, promovió este método y hoy es el que prima en situaciones de emergencia.

Es importante trocear todos los alimentos que ingerimos y masticarlos de forma consciente y pausada, no comer mientras caminamos y tomarse el tiempo necesario para disfrutar de

cada una de las comidas.