Más allá de las lágrimas artificiales, no debes aplicarte ningún remedio natural ni medicamento en los ojos hasta visitar a tu médico. ¡Podría empeorar!

Tanto la conjuntivitis vírica como la bacteriana son infecciosas y producen enrojecimiento ocular, escozor, sensación de cuerpo extraño y secreciones. “Lo que la hace diferentes es el

agente que las causa: un virus o una bacteria”, explica Carlos Orduna Magán, doctor en Medicina, Oftalmología y cirujano. Las víricas suelen originarse por un adenovirus y están

relacionadas con una infección reciente de las vías altas o por contagio directo con una persona afectada. Por su parte, las bacterianas están producidas por distintas bacterias,

teniendo diferentes grados de gravedad en función del agente que las cause.

Además, la intensidad de los síntomas y el tipo de secreción que producen varían de una a otra. En el caso de la bacteriana es purulenta (blanca amarillenta intensa), mientras que en

las víricas la secreción es acuosa.

Ojo al automedicarse

Aplicarte un tratamiento inadecuado o un remedio casero puede agravar la enfermedad, generar efectos secundarios indeseables y disminuir la efectividad de algunas terapias. Por

ello, ante los primeros síntomas, es muy importante que acudas a un especialista que te pautará la medicación necesaria.

¿Y si tengo una persona cercana que la esté padeciendo? Extrema las condiciones de higiene: lávate las manos con más frecuencia y no utilices toallas ni objetos de limpieza

personal del afectado. Intenta también no tocarte los ojos ya que, si la conjuntivitis solo te ha afectado a uno de ellos, puedes traspasártelo al otro por contacto.

Tratamiento

Para las víricas se utilizan lágrimas artificiales (reservándose los antivíricos y corticoides para los casos más graves), mientras que las bacterianas se tratan con antibióticos.

Conjuntivitis solar

La denominada conjuntivitis actínica se produce por la exposición intensa a la radiación ultravioleta (como cuando se va a alta montaña, a esquiar o al mar). Se da en lugares donde

existe mucha luz reflejada que puede afectar a nuestros ojos de una forma agresiva. Por este motivo, es necesario protegerlos con filtros solares homologados que encuentres en

establecimientos ópticos especializados.