Al consumir las frutas deshidratadas estaremos reforzando nuestro organismo con una cantidad de elementos que requiere. Será una buena ayuda.

1.- El Sol. Un proceso ancestral que hoy en día se ha comercializado pero continúa basándose en elementos que suministra la naturaleza gratuitamente. ¿Cuál es el procedimiento? Se corta la fruta en rebanadas finas, de aproximadamente 1 milímetro de ancho, y luego se coloca una placa con papel aluminio. 10 días es el tiempo que se necesita para deshidratar una fruta al aire libre. La desventaja de esta técnica es su lentitud y su alta tasa de desperdicios (por pudriciones o contaminaciones causadas por insectos, polvo, etc.).

2.- Los deshidratadores comerciales. Emiten un calor constante con un consumo eléctrico leve. Son muy efectivos ya que con ellos no se suelen presentar deterioro de los alimentos ni contaminación, como en el caso anterior. Industrialmente, algunas frutas se secan con algunas trazas de dióxido de azufre para catalizar su oscurecimiento (en esos casos se lo incluye en el listado de ingredientes).

3.- Hornos y fuentes alternativas de calor. Podemos aplicar este método en nuestros hogares. Para una adecuada eliminación de la humedad conviene cortar la fruta en trozos e introducirlos en una placa y llevarla al horno, a temperatura baja. Hay que darla vuelta más de una vez para que no se queme. Cuando empieza a secarse, tenemos la opción de pasarla a una rejilla, para que quede mejor. El tiempo requerido: oscila con cada fruta y de acuerdo a la cantidad de agua que posean, pudiendo prolongarse entre 3 y 6 horas.

Cómo guardarlas

Es importante, conservarlas en frascos de vidrio bien cerrados y en un lugar fresco, seco y protegido de la luz. No se deben guardar en bolsas de plástico.

Alto valor calórico

Es importante tomar nota del alto nivel calórico de la fruta deshidratada, por lo que en exceso nos hará engordar. De todos modos, consideremos que no es lo mismo la fruta seca conservada naturalmente que la fruta seca dulce, a la que se le suma azúcar, ni es igual que la glaseada. Tampoco la confundamos con los frutos secos, como nueces o almendras, de características diferentes.

Si nos fuera difícil digerir la fruta desecada sola contamos con la opción de recetas que las incluyen: Compotas, combinaciones con fruta fresca, pancitos de pasas y arándanos secos, platos elaborados a base de pollo, etc.

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