Convivir con un animal en casa puede ser provechoso para toda la familia, pero aún más en el caso de las personas mayores, pues para ellos es un aliciente que les

anima a ser más optimistas, a sentirse útiles, a tener una vida más activa y sobre todo, a olvidarse de la soledad.

¿Cuál es el animal doméstico más adecuado para una persona mayor: un perro, un gato, un pájaro, un conejo, unos peces…? Claro está que la elección es muy personal,

pero hay que tener en cuenta previamente las capacidades del mayor, su estilo de vida y hasta las características de su hogar. No olvidemos que cualquier animal merece todo tipo

de atenciones y cuidados (un lugar adecuado y limpio donde descansar, comida a diario, espacio para moverse, higiene…) y si su dueño no va a poder dárselos por cualquier

motivo, lo mejor es desistir de la idea de tener una mascota.

Por ejemplo, si la persona mayor vive sola en una casa pequeña y su movilidad es reducida, la mejor opción pueden ser los pájaros o los peces, que son fáciles de cuidar. Un gato

también puede ser una buena idea, ya que son independientes y no hay sacarlos.

Si el animal deseado es un perro, no hay que pasar por alto que la edad del animal es determinante: a un cachorro será difícil seguirle el ritmo, porque requerirá cuidados más

constantes y una educación más estricta, una intensa dedicación que se puede convertir en una carga para la persona mayor. En cambio, un perro de más edad será más tranquilo

y seguramente su dueño se adaptará mejor a él.

Un sinfín de beneficios

Numerosos estudios confirman los interesantes beneficios de tener un animal cuando llegamos a mayores:

Nos “obligan” a hacer actividad física: Los cuidados diarios que requiere cualquier animal son una estupenda forma de estar activos. En el caso de un perro, tendremos que

sacarlo a la calle varias veces al día, lo que nos sirve a nosotros para movernos, tomar el sol y, de paso, relacionarnos con otras personas.

Nos proporcionan autoestima: Los animales aceptan a las personas sin calificarlas. Un perro siempre responderá hacia nosotros de manera positiva y cariñosa. Además, las

personas mayores que viven solas y echan de menos el contacto físico, recuperan esa afectividad física acariciando a su animal, lo que incluso puede traducirse en una

disminución de su presión arterial.

Nos dan su compañía: Un animal llega a convertirse en poco tiempo en un miembro más de la familia que nos acompaña en cada momento.

Suponen una responsabilidad: Cuidar de una mascota nos hace sentirnos útiles. Es un motivo que nos anima a levantarnos cada día con ilusión, porque sabemos que nos

necesita.

Estimulan nuestra memoria: Tenemos que acordarnos de darle de comer, de sacarle a pasear o de cepillarlo cada día, así como cumplir con otras tareas periódicas como llevarle

al veterinario, ponerle las vacunas o darle un medicamento. Son pequeñas rutinas que mantienen activa nuestra memoria.

Nos ayudan a relajarnos: La relación con los animales entretiene, libera tensiones y nos abre a expresar nuestras emociones. Ayudan especialmente a superar situaciones de

dolor o duelo tras la pérdida de seres queridos.

Nos dan seguridad: Especialmente los perros pueden ser un importante apoyo para personas con movilidad reducida o con discapacidad visual o auditiva.

También en la Residencia

Cada vez más residencias de mayores admiten animales de compañía. Además de crear un ambiente más agradable, en muchos de estos centros se realizan terapias especiales

con animales, dirigidas por profesionales de la salud o de la educación. El animal, sobre todo el perro, actúa como una herramienta motivadora que ayuda al anciano desde

coordinar los movimientos, hasta reducir la ansiedad y la negatividad, e incluso a trabajar su memoria.

Si te decides, lo mejor es ADOPTARLO

La gran mayoría de los refugios de animales, sobre todo los de perros, fomentan las adopciones por parte de personas mayores sin ningún coste para ellos y con atención

veterinaria totalmente gratuita.