Son irracionales pero nuestros pequeños creen que son reales. ¡Ayúdales a superarlos!

Llega la hora de dormir y muchos niños son incapaces de conciliar el sueño porque les asaltan temores. Algunos se despiertan incluso sobresaltados a media noche. ¿La

causa? Los famosos miedos nocturnos. Sin embargo, no todos son iguales y pueden dividirse en dos grandes grupos: los que son fruto de la imaginación del menor, y que están

relacionados con personajes ficticios como hadas, monstruos y brujas; y los reales, que tienen una base más sólida, como el que entre un ladrón en casa.

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Los primeros se dan en edades tempranas (hasta los 7 años) y los segundos a partir de los 8 años, ya que, cuando los niños son pequeños, no perciben la realidad como

nosotros. Para los miedos que son producto de sus fantasías, debemos tranquilizar a nuestro hijo burlándonos del personaje y animándole con frases del tipo: “Pero si ese monstruo

es un enano, tú eres mucho más fuerte y listo que él”. Cuando los terrores aparecen con más de 8 años, podemos jugar a las tinieblas o a la gallina ciega durante el día para que vaya

perdiendo el miedo a la oscuridad. En cualquier caso, no debemos regañarle ni ridiculizarle por lo que siente ni mostrar excesiva preocupación.

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Decirle que tú a su edad también pasaste por ello y no ridiculizarle le tranquilizará

Tus aliados

En edades tempranas, un peluche, una pequeña almohada o alguna prenda de ropa de mamá que huela a ella le puede tranquilizar para coger el sueño. También es muy útil dejar

una pequeña luz encendida en su mesilla durante toda la noche. Es importante establecer una rutina que le dé tranquilidad, como leerle un cuento antes de acostarse.