No cabe duda de que independientemente se trate de ansiedad, aburrimiento o hambre, vamos directos a saquear la nevera en busca de algo que sacie esa sensación. Por supuesto,

se trata de un hábito que repercute negativamente en nuestra salud, pues no siempre se trata de apetito. La cuestión es que no es sencillo distinguir qué nos motiva a enfrentar la

nevera. Es por ello que el autoconocimiento es fundamental para distinguir nuestras necesidades.

Para entender nuestro cuerpo, podemos optar por iniciarnos en métodos como el mindfulness. Gracias a este, conseguiremos una conciencia plena de nuestro organismo. En

particular, para el tema que tratamos, debemos centrarnos en su rama aplicada a lo que comemos, el Mindful Eating, o alimentación consciente, que busca mejorar la forma en que

nos relacionamos con la comida, escuchando al cuerpo y estando más atentos a los momentos de ingesta.

La introspección como manera de entender nuestro cuerpo

Ese impulso que nos lleva a comer tiene un origen. Si es muy agudo, posiblemente se trate de ansiedad. Si por el contrario, nuestro cuerpo ‘protesta’ o nos sentimos ligeramente

débiles, posiblemente sea por hambre.

Si sistemáticamente tenemos esa imperiosa necesidad de comer, deberíamos aprender a gestionar la ansiedad. Para ello, podemos pedir la ayuda de un experto si no somos capaces

de distinguir de dónde procede.

Ansiedad generalizada.

Trastornos de pánico.

Trastorno obsesivo-compulsivo.

Fobia.

Estrés postraumático.

Hasta entonces, podemos reposar la mano sobre el estómago. Si se nota actividad y vacío es un indicador de apetito, al igual que una mayor dificultad a la hora de concentrarnos.

Ahora, si por contra tienes el cuello y los hombros tensionados, el estrés nos acecha. Indicador de ansiedad. Muchos más sencillo es averiguar si la culpa la tiene el aburrimiento.

Distracción

Si pese a todo no consigues distinguir cuál es la razón, rompe con lo que estás haciendo. Céntrate en otra actividad que implique movimiento y te haga desconectar. Esta será la

última frontera para distinguir cuál de los tres disparadores nos ha levantado el apetito o el hambre.

Escrito por:
JUAN PEDRO DE FRUTOS
Conocimiento, experiencia y pasión en su trabajo