Está demostrado que saltarse el desayuno aumenta los niveles de colesterol, mientras que tomar a primera hora alimentos ricos en omega 3 o fibra ayuda a bajarlos. Te proponemos

varias ideas con efecto “anti-colesterol” que te encantarán.

Con arándanos antioxidantes

¿Sabías que el colesterol es realmente malo cuando se oxida?

Frutos rojos como los arándanos ayudan a evitar que eso ocurra gracias a su alto contenido en antocianinas, un potente antioxidante.

Añade un puñadito a un yogur desnatado con una base de cereal integral.

Todo lo bueno de la avena

Este súper cereal es riquísimo en un tipo de fibra:

Betaglucanos que reducen la absorción del colesterol a nivel intestinal.

Si, además, añades bayas de goji sumas antioxidantes a tu primera comida del día.

La fibra del cereal integral y el poder de la lecitina

Tomar entre 25 y 35 gramos de fibra al día es clave para tu salud cardiovascular.

La razón es que actúa captando los ácidos biliares, el colesterol y las grasas saturadas para eliminarlos a través de las heces.

Un plus. Añade a tus cereales de la mañana una cucharada de lecitina de soja. Contiene fosfolípidos que evitan que los depósitos de colesterol se concentren en las arterias.

Fruta fresca que cuida tus arterias

Manzana, pera, piña, sandía, kiwi…

Son riquísimas en agua, fibra tipo soluble y grandes dosis de antioxidantes. Los dos primeros ayuda a eliminar el colesterol a través de las heces. Y los segundos evitan que se oxide.

Completa tu ración de fruta (no tomes más de un par de piezas) con una ración de cereal integral (un bol de avena, tostadas de pan de centeno) y un lácteo desnatado.

Aguacate, fuente de fitoesteroles

Desayunar una tostada integral con unas rodajas de aguacate es una de las opciones más saludables:

Contiene grasas sanas que aumentan los niveles de HDL (colesterol bueno).

Es rico en vitamina E, potente antioxidante.

Y aporta fitoesteroles. Se trata de esteroles de origen vegetal, unas sustancias con una estructura similar al colesterol, pero que en el intestino actúan disminuyendo la absorción de

este.

La grasa buena de las nueces

Prácticamente todos los frutos secos contienes ácidos grasos beneficiosos:

Pero las nueces son las únicas que aportan grasas omega 3 en cantidades importantes. Se trata de un tipo de grasa poilinsaturada (ácido alfa-linolénico) que mejoran tu perfil lipídico

porque aumentan el colesterol bueno (HDL) y reducen el malo (LDL).

25 g diarios son suficientes, son bastante calóricas.

Combínalas en tu desayuno con un yogur desnatado, fruta fresca troceada…

Sardinitas, reinas del omega 3

Aportan aún más omega 3 que las nueces, una grasa buena que también es antiinflamatoria.

Elígelas en aceite de oliva virgen extra y sumarás los beneficios para tu corazón de este otro súper alimento riquísimo en ácido oleico.

Acompáñalas de unas rodajas de tomate. Un reciente estudio demuestra que su licopeno reduce un 10% del colesterol.

Descubre las semillas de chía

Es un gran concentrado de omega 3 que lo aporta en grandes dosis tomando solo una cucharadita. También contienen mucha fibra.

Permiten múltiples combinaciones, aunque lo más fácil es mezclarlas con cereales integrales o un yogur desnatado si no estás acostumbrada a ellas.

Las de lino, amapola o sésamo también aportan grasas buenas.

Té verde, la bebida estrella

Si tu objetivo es reducir el colesterol, deberías incluirlo en todos tus desayunos en sustitución del café:

Sus catequinas frenan la absorción intestinal del colesterol malo.

Además, está demostrado que acelera la quema de grasas y ayuda a combatir la obesidad.

Y mejor el verde que el negro simplemente porque las hojas de este tipo de té no están tan fermentadas, por eso contienen más antioxidantes.

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